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lunes, 14 de noviembre de 2011

Capitulo 21


Comenzamos una historia sin pensar en su final, comenzamos una vida sin pensar el dia de nuetra muerte, saben por que? Porque no queremos soltarnos de momentos felices vividos, todos tenemos momentos felices, todos tenemos momentos triste incluso todos sufrimos de bipolaridad, un segundo estamos exelentemente bien y dos segundos despues no queremos ni que nos miren. Esto es lo mejor del ser humano, nunca sabemos como vamos a reaccionar a ciertas conchitas de bananas que se nos tire la vida, sabemos caernos y poco a poco levantarnos de una fuerte caida. Pero cuando esa caida es del alma levantarse resulta mas complicado de lo que parece, hay ocaciones en que enfrentamos problemas y creemos que con el pasar de los dias, meses o incluso años todo estara bien, pero no. Mientras mas tiempo pase mas dolorosa se vuelve esa caida, tratamos de levantarnos y siempre hay algo que no los impide, a veces es nuestra conciencia o simplemente nos damos por vencidos.

Yo me di por vencida un par de veces, y nuevamente me estaba dando por vencida. Esa tarde si me fui con mis sobrinos y Michael, paseamos por un parque cerrado solo para nosotros, los niños se divirtieron, Michael y yo tambien pero de ambos se que el la paso mucho mejor que yo. En todo momento en mi mente rondaba una gran interrogante, el juntos para siempre no estaria en nuestras vidas, siempre dicen que lo bueno dura poco, y que los grandes amores son los que terminan rapido. Terminar, esa era la palabra correcta, pero como terminar algo que no habia empezado concretamente? Vaya cosa mas dificil, era complicado y lo pense mas de una vez, pense como decirle esto a Michael sin romperle el corazon, pero seria algo estupido ya que de solo pensar de que esto tendria un fin me abria un agujero en el alma, mas profundo que el que dejo la partida de mi madre, perder a dos personas que amas es dificil, pero es una caida a la cual poco a poco me debia levantar.

Luego que regresamos de aquella maravillosa tarde pera mis sobrinos, le dije a Michael que debia hablar con el, dejamos a los niños en mi casa y luego el y yo salimos en una cita informal y realmente seria. La presion se sentia en el ambiente, no sabiamos en donde bajar, teniamos que encontrar un lugar privado para poder hablar. Al final terminamos como en una especie de bosque, en donde llegamos a un sendero que estaba iluminado por varios postes de luz, ya estaba atardeciendo y el clima era normal.

- Para que hemos venido aca?.- Me pregunto Michael, dimos unos cuantos pasos mas hasta que me detuve en seco.
- Tenemos que hablar.- Conteste, su rostro se palidecio y no tenia expresion alguna.
- No me gustan esas palabras
- A mi tampoco.- Me acerque un poco a el, y el dio un paso hacia mi. Nos miramos por un momento largo, bendito aquel lugar donde su mirada era mi escape del mundo.
- Que me quieres decir?.- Pregunto serio sin apartar su mirada de la mia.
- Te volvere a ver?.- Fui al punto directamente, queria acercarme un poco mas y abrazarlo para mas nunca soltarlo.
- No lo se, depende de ti.- Contesto.
- No te entiendo.
- Si me voy sera para siempre, sabes como es mi trabajo y los proyectos que quiero comenzar, sabes tambien que me encantaria que vinieras conmigo pero no te puedo obligar hacer algo que no quieres.- Hiso una pausa y acaricio mi mejilla con una de sus manos.- Sabes que te quiero mas que nada en este universo, alomejor aun no nos toca estar juntos para siempre, esperaremos ese momento y cuando sea el indicado estaremos nuevamente juntos, esto me duele tanto como a ti creeme que la idea de dejarte sola es horrible de hecho el pensarla solo me da dolor, pero los dos saldremos adelante, que importa si la distancia nos separa? Tu y yo estamos juntos, no fisicamente pero nuestros corazones si, cada latido de mi corazon canta tu nombre Maggie y asi lo hara para siempre, hasta el momento que deje de latir.- Concluyo, no pude evitar el no llorar, Michael me arrastro hacia el obligando que mi rostro se acurrucara en su pecho.
- No quiero dejarte ir, por que esto es tan dificil?.- Le pregunte, Michael me abrazo mas fuerte.
- Los grandes amores son los que duran poco tiempo, por eso duele.
- No te vayas.- Suplique en un ultimo aliento, sabiendo que el se negaria.
- Amor sabes que no puedo quedarme, pero si puedo prometerte que te llamare todas las noches que pueda y que cada dia te escribire una carta para contarte como me fue en mi dia y quiero que tu hagas lo mismo.- Me pidio y yo asenti. Acto seguido me acerco un poco mas a el, subi mi rostro para apreciarlo mejor, quizas esta seria la ultima vez que lo veria de esta manera, en un giro de rostros el fundio sus labios en los mios, un sabor distinto, seguia siendo dulce pero con ese toque de melancolia y dolor que nos envolvia a ambos,  por otra parte no quería soltarlo entonces fue cuando mis manos jugaron codiciosas por su cabello, las de el se aferraron a mi cadera, nuestra respiración era cortante, nuestro aliento un aire desconocido para la humanidad, nosotros eramos la imperfección de la perfeccion en ese solo instante.

Nunca nuestros besos sobre pasaron el limite requerido por la pasión, pero esta vez era distinto, Michael me recostó contra uno de los arboles que estaban cerca de nosotros, acaricio mi espalda y yo me aferre mas a sus labios, cuando estaba apunto de quitarme la camisa el me detuvo en seco.

-          No, no es el momento.- Dijo frustrándose sus deseos corporales.
-          Y si no te vuelvo a ver?.- Conteste prácticamente ahogada tratando de recuperar la respiración.
-          Nos volveremos a ver, no te quede la menor duda de que te volveré a ver.- Me beso otra vez.
-          Te puedo pedir algo?.- El asintió.- No quiero que me pidas que te vaya a despedir al aeropuerto, es mas no quiero ver cuando te vayas.- Le pedi, el no me contesto nada, solo me abrazo fuerte.
-          Esta bien, se que odias las despedidas.
-          Como no tienes idea.- Finalize.

Esa tarde/noche nos quedamos allí en ese prado contemplándonos uno a l otro, yo trataba de que mi memoria grabara cada gesto de Michael, cada mirada, su sonrisa. Que mi piel nunca olvidara su tacto, que mis labios no borraran ese dulce sabor que tenia.

Para que mentirles que mis días fueron cada vez en picada desde que Michael se había marchado, habían pasado ya varios meses desde la ultima vez que lo vi. Mi vida era una completa monotonía, estaba a solo pasos de transformarme en un robot. Mis hermanos continuaron con su rutina que ya tenían, en cambio yo tenia que buscar una rutina para mi, tuve suerte de encontrar un trabajo que iba de la mano de mi profesión, no era muy divertido pero por lo menos me alcanzaba para comer y ayudar en la casa. Trabajaba cuidando de un señor de 90 años, era como su enfermera y fisioterapeuta al mismo tiempo. Para suerte mia el señor no tenia mucho de que hablar, de hecho nisiquiera emitia sonido alguno.
Los días se me hacían cortos y las noches demasiado largas, dormía poco y casi ni comia… No había necesidad de comer cuando estas al borde de la muerte, no la muerte física si no la espiritual. Cuando tu alma ya no tiene fuerzas para decirle al cuerpo que siga adelante, las horas y los minutos eran como cuando tienes un moretón y la sangre corre bajo el, ese dolor.  A veces tan solo me despertaba con las ganas de regresar a Los Angeles, irme de nuevo a mi vida feliz y antigua, solo quiero salir de este valle de lagrimas, de esta soledad que me persigue hasta el fin de los tiempos.
Esa soledad me acompaño por varios años, nunca los alamanaques se me habían hecho tan largos, los días como ya les había dicho antes eran larguísimos, y aburridos. Pasaron 9 largos años, si ya se que es mucho tiempo y cuando pasa eso ya nisiquiera te das cuenta del tiempo o el espacion en el cual estas viviendo. Al pasar de estos años alquile la casa que tenia en Los Angeles para poder tener otra entrada de dinero, la economía nos estaba matando, como pudimos salimos adelante.
La mañana de un 14 de noviembre de 1993, recibi una llamada telefónica que cambio mi vida…